“Rapunzel, mira en el espejo. ¿Sabes lo que veo? Veo a una joven fuerte, bella y muy segura de sí misma. Anda mira, también estás tú jajaja”
Madre Gothel
Desde la noche de los tiempos hasta hoy en día, el vínculo emocional que se establece entre una madre humana y sus hijos, es el más fuerte que existe, de hecho, la naturaleza de ese vínculo nos marca y acompaña para toda la vida, para bien o para mal.
El vínculo es tan fuerte que culturalmente se da por hecho que una madre siente un amor incondicional por sus hijos y siempre antepondrá su bienestar al suyo propio.
Pero amigos, la figura de la madre y su estereotipo, con unas características fantásticas de cuidadora de sus crías, no es sino, otro mito más que edulcora la cruda realidad y distorsiona nuestra visión, de la verdadera naturaleza del humano.
Lo políticamente correcto en la sociedad y la figura idealizada del concepto de madre ha creado frases hechas como: una madre es capaz de dar todo y no recibir nada a cambio. Madre no hay más que una y la mía es la mejor, cuando se muere un padre duele, pero cuando se muere una madre nunca se supera.
Y sucede que el estereotipo no siempre se cumple y la persona a la que su relación con su madre es nefasta, escucha esas frases y le entran ganas de vomitar. Y como decir que tu madre no ha sido una buena madre o no se ha portado bien contigo, no es políticamente correcto reprimes esas emociones y encima te sientes diferente, mala persona y culpable por pensar eso.
Es por ello que cuando nos toca una madre tóxica o una madre con conductas tóxicas y nos amarga la vida es sumamente difícil ver en ellas esa influencia negativa, negamos esa realidad y reprimimos las emociones negativas que nos generan con sus acciones, en fin, todo mal.
Las madres son personas con sus virtudes y sus defectos, como todos los demás, es cierto que en la mayoría de ocasiones las características que se atribuyen al estereotipo de madre, se cumplen en mayor o menor medida, pero hoy vamos a estudiar a las madres tóxicas como arquetipos y también conductas tóxicas que hay que identificar, para poder romper el posible vínculo pernicioso, tanto si somos hijos, hijas o también para reconocer nuestros errores y mejorar nuestra conducta como madres o padres.


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