“El mundo se divide en dos, los que encañonan y los que cavan. El revólver lo tengo yo, así que ya puedes coger la pala.”

El bueno, el malo y el feo

Cuando éramos niños, un OBJETO DE DESEO podía ser simplemente la atención de nuestros padres, si no conseguíamos esa atención, nos podía invadir la emoción de IRA y nos volvíamos MALOS, tiranos y rebeldes para conseguir esa atención, a veces cuando nos invadía el MIEDO a perder esa atención nos volvíamos obedientes y BUENOS para conseguirla de nuevo y cuando de nuevo perdíamos esa atención, también nos podía invadir la TRISTEZA y llorábamos para conseguir la atención de nuevo, nos hacíamos las VÍCTIMAS.

A partir de ese aprendizaje en la infancia solemos ir “jugando” en nuestra vida adulta con esos tres roles INCONSCIENTES y EMOCIONALES para conseguir el PODER Y el CONTROL en las relaciones. A está dinámica emocional se le denomina TRIÁNGULO DRAMÁTICO y consiste en tres roles, TIRANO, SALVADOR Y VÍCTIMA que derivan de las emociones básicas de la IRA, el MIEDO y la TRISTEZA.

En la adultez, disfrazamos estos roles de diferentes formas o máscaras, si nos domina el rol de Tirano por ejemplo, no pataleamos, ni pegamos como de niños, claro, cara a la galería. Las personalidades inmaduras siguen haciéndolo en la intimidad, de ahí la violencia dentro de la pareja o la violencia intrafamiliar.

No olvidéis, que en el triángulo dramático todo el mundo se considera una Víctima, lo cual crea una situación de constante estrés. Hay FAMILIAS DISFUNCIONALES que casi el único medio de interacción que conocen es girar alrededor del triángulo dramático.

Para formar un triángulo dramático únicamente necesitamos una relación como la existente entre madre e hija, jefe y empleado, doctor y paciente o marido y mujer. Asimismo, podría ser la relación existente entre tú y una enfermedad, o entre tú y una familia o una organización.

La única forma de romper ese triángulo dramático de chantajes emocionales es trabajando nuestra ASERTIVIDAD.